Después de 10 años trabajando codo con codo con Project Managers de todo el mundo, voy a hacer un llamamiento al sentido común. Por favor, en los comparativos de las luminarias, comparad manzanas con manzanas y dejad las peras en otro árbol.
Así es como suele funcionar: desde el estudio entregamos un proyecto de iluminación en el que definimos marca y modelo de cada una de las luminarias (a parte de todas y cada una de las características técnicas, salida de lúmen, temperatura de color, CRI, UGR, factor de R9… que para eso somos especialistas). A continuación, el proyecto sale a licitación, y será el Project Manager el encargado de recibir y comparar las distintas ofertas de las distintas marcas de iluminación. Es allí, en esos comparativos, donde suele morir el proyecto de iluminación.
Contrariamente a lo que podríamos pensar, no muere por “querer abaratar” costes. Muere por desconocimiento.
Os pongo un ejemplo:
Sí, escogiendo la más barata, en este caso, nos estaremos quedando con prácticamente la mitad del flujo lumínico, por comparar manzanas con peras. No vamos a cumplir la normativa. No vamos a seguir las pautas marcadas por el especialista. El usuario del espacio no tendrá la cantidad de luz adecuada. El proyecto no va quedar bien.
Puede llegar a haber muchísima diferencia entre el lumen output de dos luminarias que tienen el mismo consumo, y esto se debe a que una puede ser mucho más eficiente que la otra. Y la eficiencia, como todo en esta vida, al final va relacionada con el precio y nadie regala nada.